martes, 4 de febrero de 2014

Sindicatos del aluminio denuncian incumplimiento del nuevo contrato colectivo

El subsidio para la nueva contratación colectiva de los trabajadores de la industria del aluminio no ha llegado. Esa es la respuesta que han recibido los líderes sindicales de las empresas del sector tras denunciar los primeros incumplimientos de los acuerdos contractuales.

El retraso en la entrega de los recursos ha preocupado a la dirigencia sindical que confía en la palabra del presidente Nicolás Maduro, que en 2013 prometió subsidiar los contratos colectivos durante dos años mientras las empresas recuperaran su capacidad productiva.
Cumplidos tres meses desde la discusión de los convenios, aún resta la discusión de los pasivos laborales, el ajuste al homólogo activo de los jubilados y pensionados, la discusión de los planes de producción y la homologación de los contratos en el Ministerio del Trabajo, solo por mencionar lo que estaba en agenda para el mes de enero.
A lo interno, en cada fábrica, ya se acumulan los primeros pasivos de la recién discutida negociación colectiva.

En CVG Bauxilum es letra muerta la aplicación del flujograma de cálculo, los intereses de prestaciones (pago previsto para el 20 de enero), el reconocimiento de la meritocracia y queda pendiente, entre otros conceptos, la diferencia del salario con la aplicación del tabulador y el salario normal para el 14 de febrero.

Por esa razón los secretarios generales de los sindicatos de CVG Bauxilum y CVG Alcasa se movilizaron este lunes hasta la Corporación Venezolana de Guayana.
“Notamos con preocupación que ya es 1 de febrero y no se ha dado el aumento de evaluación por mérito. Los presidentes lo saben pero dicen que no ha llegado el subsidio”, manifestó el secretario general del Sindicato de Trabajadores de CVG Alcasa, Henry Arias.
El dirigente enumeró una serie de pendientes millonarios que fueron acordados por los representantes del Gobierno y que ahora -dicen- no pueden ser incumplidos.

En lo que respecta a Alcasa algunos derechos, como las vacaciones, no se han cancelado conforme al nuevo contrato. “Queremos que se bajen los recursos para que no tengamos que estar movilizando a los trabajadores”, dijo frente a la CVG.

Nueva fecha

La fecha de encuentro ahora ha sido pautada para el miércoles 5 de febrero, 20 días después de lo acordado en la última acta firmada entre las partes, en diciembre.
La dirigencia sindical espera definir en la reunión los planes de inversión. El secretario general de Sutralúmina, Joel Alcalá, insistió en que sin el subsidio del Gobierno será imposible reactivar la producción, que el año pasado cerró como la más baja en su historia.
 “Somos pacíficos pero no somos pendejos”, retó el dirigente de CVG Bauxilum.

El secretario general del Sindicato de Trabajadores de Bauxilum en Los Pijiguaos, Edgar Valentine, validó la promesa del presidente de la Corporación Venezolana de Guayana, Carlos Osorio, quien aseguró que la estatal más nunca importaría bauxita.
Sin embargo, señaló que debe instalarse una comisión permanente de producción, inversión y comercialización tal como lo planteó la CVG en 2013.

En promedio la industria del aluminio opera por debajo del 30 por ciento de su capacidad instalada, sus nóminas duplican los estándares internacionales, los costos de producción -en algunos casos como Alcasa- superan tres veces los precios del mercado internacional y tienen millonarias cuentas por pagar equivalentes a lo necesario para la adecuación tecnológica de sus plantes.

Contratos de papel

“¿De qué vale que Maduro diga que va a pagar los contratos, que nos llene los bolsillos de billete y qué coño vamos a hacer nosotros con esos billetes si él mismo no nos da una respuesta de qué va a pasar con los chinos acaparadores, qué va a pasar con el precio de la comida que es más fácil conseguirla en el mercado negro?”. La frase fue dicha el 1 de septiembre por el secretario de organización de Sutralúmina, José Luis Morocoima, en entrevista al Correo del Caroní.
 “Un subsidio no es garantía ni es lo que una masa laboral, acostumbrada a producir como la de Guayana, debe esperar, lo que debe subsidiar es la recuperación de las empresas”, cuestionó Morocoima.

“¿Qué va a pasar después de esos dos años? Eso es lo que yo digo: poner un punto de partida. Tenemos tiempo escuchando el plan de los 100 días, el plan de los 180 días, el plan de recuperación del control obrero… todos esos planes que se han inventado, se han iniciado y a la final nadie rinde cuentas”.

Morocoima sostiene que, aunque el primer mandatario promete el subsidio, el resultado al final de ese período puede ser peor al que atraviesan actualmente, “¿eso es para apagar candelita o para dar una respuesta efectiva a los problemas de Guayana?”.

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