viernes, 17 de octubre de 2014

Luis Enrique Marius, el dirigente sindical amado por San Juan Pablo II

El 3 de octubre, dejó el último gigante del sindicalismo de inspiración cristiana en América Latina


Aquellos que siguen los acontecimientos socio-políticos en América Latina estarán de acuerdo con la desaparición de Luis Enrique Marius (foto de internet) el 3 de octubre que dejó el último gigante del sindicalismo de inspiración cristiana en América Latina. Este uruguayo de origen italiano, exiliado en Venezuela desde 1977, fue uno de los protagonistas de la epopeya la CLAT, la Central Latinoamericana de Trabajadores, la federación sindical de ámbito continental en los años sesenta y setenta que desafiaban la hegemonía de las dos centrales sindicales vinculadas a los Estados Los Estados y los pro-comunista. Un reto coronada con cierto éxito, es cierto que la CLAT través de los sindicatos afiliados llegó a representar 10 millones de trabajadores en 35 países de América Latina y el Caribe. Su no alineamiento significaba que sus representantes fueron perseguidos en los países gobernados por regímenes militares como en los que habían hecho los sindicalistas socialistas en Clat fueron detenidos y torturados por el general Stroessner en Paraguay como en la Nicaragua sandinista.


La CLAT propuso una tercera vía entre el capitalismo y el capitalismo privado del Estado, un modelo de desarrollo inspirado en el La doctrina social de la Iglesia y la herencia humanista cristiano de pensamiento, donde el registro fue a trabajar en vez de a la capital, fue exaltado a la función social de la propiedad privada, y la educación y formación de los trabajadores y las masas populares fueron objeto de gran atención y grandes esfuerzos.

El hijo de un inmigrante de Friuli y un campesino uruguayo Luis Enrique Marius empezó a dedicarse al movimiento obrero en 1966, convirtiéndose en un corto ejecutivo ACCIÓN SINDICAL Uruguay. Arrestado y encarcelado, no se convirtió en uno de los 174 desaparecidos en la historia de la dictadura militar en Uruguay gracias a la intervención del gobierno italiano y, en particular, Giulio Andreotti, quien hizo posible que ella se mueva permanentemente a Venezuela.

Aquí Marius fue reelegido cargo político de la CLAT forma continua desde 1977 hasta 2004, cuando comenzó la agonía de la confederación que moriría dos años más tarde, decidió no correr de nuevo. Durante su larga militancia fue subsecretario general (el líder indiscutible de la organización era Emilio Maspero) y ocupó muchos cargos, pero sobre todo era siempre Directora dell'Ilacde, el Instituto Latinoamericano para la Cooperación y el Desarrollo, que representa tanto el pulmón financiero iniciativas de formación de la CLAT y su "grupo de reflexión".

Marius fue apreciado por san Juan Pablo II, quien se reunió con él veinte veces en el curso de su pontificado y quería un consultor del Consejo Pontificio para los Laicos (1985-1995), el oyente y el hablante en el Sínodo especial sobre la misión de los laicos (1987) y el altavoz en el acto central de las celebraciones por el centenario de la Rerum Novarum (1991). Los obispos de América Latina lo estimamos no menor: nos hicieron un consultor permanente del Departamento de Justicia y Solidaridad Celam pastoral y miembro del Observatorio. Fuera de la experiencia sindical, nunca perdió la esperanza de que un modelo de desarrollo humano, alternativa al socialismo y el capitalismo, era posible en América Latina, y dio a luz a Celadic, Centro para el desarrollo, la integración latinoamericana y la cooperación , junto con un grupo de líderes sociales, líderes empresariales, políticos, académicos, científicos y técnicos de todo el continente ", que se sienten desafiados por el desafío multifacético representado por el crecimiento radical e irreversible de la miseria, la pobreza y la marginación social y el patrimonio cultural en todo el región de América Latina. " A través de ella importaba aún más para reavivar en el deseo de hacer política, ya que, como dijo en una entrevista final consciente del descrédito en que había caído, "la acción política es la mayor contribución que la persona puede dar un buen común, es el compromiso de una persona con la sociedad a la que pertenece ".



FUENTE: http://www.tempi.it/luis-enrique-marius-il-sindacalista-amato-da-san-giovanni-paolo-ii#.VEG8MfnF8m3


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