Ortíz destacó que la tasa de desempleo, si bien muestra una tendencia a la baja, está entre las más altas de la región latinoamericana GABRIELA PULIDO |
De acuerdo a los datos, cada trabajador sostiene a 2,2 personas
UHELIS TEJERO PUNTES | EL UNIVERSAL
jueves 27 de junio de 2013 12:00 AM
El catedrático de la
Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Eduardo Ortíz, manifestó que
la tasa de actividad laboral en Venezuela cerró el año pasado en su
nivel más bajo en 12 años, "lo cual indica que algo anda mal en el mundo
del trabajo".
En tal sentido, puntualizó que al culminar 2012 el índice de actividad se situó en 64%, si se calcula con respecto a la población mayor de 15 años de edad. Pero si se compara con la población total, el porcentaje de actividad bajó hasta 45%.
Esto significa que cada trabajador sostiene a 2,2 personas, según sostuvo Ortíz durante el coloquio "Alberto Adriani sobre política económica: tiempos de cambio" que organizó la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
El profesor de la UCAB señaló que, aunque ciertamente existe una tendencia a la baja, la tasa de desempleo de 7,4% registrada en la segunda mitad del año pasado es de las más altas de la región latinoamericana, junto a República Dominicana y Colombia.
En lo que respecta a la calidad del empleo, Ortíz recordó que desde hace años la informalidad arropa a casi la mitad del total de la población ocupada, y que el año pasado la tasa fue de 42,1%. Informó que casi un tercio de los trabajadores del país eran no profesionales por cuenta propia, y que cerca de un 10% eran empleados y obreros en empresas informales.
En otros aspectos, Ortíz se refirió a la productividad generada por el trabajo y señaló que en 2012 la mitad de la población ocupada laboraba entre 30 y 40 horas semanales, lo que posiblemente se reduzca tras el recorte de la jornada que entró en vigencia en mayo pasado.
La remuneración mínima que percibe el venezolano ha crecido en términos reales, según afirmó Ortíz, 20,8% desde 1999, mientras que el avance inflacionario ha sido superior a 2.000% en los últimos 13 años.
En lo que se refiere a la participación promedio del trabajo en el ingreso nacional, añadió que representa poco más de 30% desde el año 2000, lo que no significa un gran viraje con respecto a los niveles registrados antes del inicio del proceso socialista en el país.
Por su parte, el economista Ángel García Banchs destacó que la inyección de cuantiosos recursos para atender los temas sociales no se han traducido en un incremento de la productividad laboral, debido a que han sido utilizados con fines políticos.
"Mientras los programas sociales implican un período de asistencia, uno de capacitación y uno final de inserción en la esfera productiva, los políticos sólo implican asistencia", dijo durante su participación en el coloquio realizado ayer en la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
En tal sentido, señaló que si los programas sociales hubieran sido productivos, la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) habría sido mayor. Las propias misiones, aseguró, son para alcanzar objetivos políticos.
García Banchs destacó que el desempleo y el subempleo se han convertido en mecanismos que permiten alimentar un modelo clientelar. Afirmó que ese patrón implica una relación de dependencia entre los ciudadanos y el Estado y no al revés.
En tal sentido, puntualizó que al culminar 2012 el índice de actividad se situó en 64%, si se calcula con respecto a la población mayor de 15 años de edad. Pero si se compara con la población total, el porcentaje de actividad bajó hasta 45%.
Esto significa que cada trabajador sostiene a 2,2 personas, según sostuvo Ortíz durante el coloquio "Alberto Adriani sobre política económica: tiempos de cambio" que organizó la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
El profesor de la UCAB señaló que, aunque ciertamente existe una tendencia a la baja, la tasa de desempleo de 7,4% registrada en la segunda mitad del año pasado es de las más altas de la región latinoamericana, junto a República Dominicana y Colombia.
En lo que respecta a la calidad del empleo, Ortíz recordó que desde hace años la informalidad arropa a casi la mitad del total de la población ocupada, y que el año pasado la tasa fue de 42,1%. Informó que casi un tercio de los trabajadores del país eran no profesionales por cuenta propia, y que cerca de un 10% eran empleados y obreros en empresas informales.
En otros aspectos, Ortíz se refirió a la productividad generada por el trabajo y señaló que en 2012 la mitad de la población ocupada laboraba entre 30 y 40 horas semanales, lo que posiblemente se reduzca tras el recorte de la jornada que entró en vigencia en mayo pasado.
La remuneración mínima que percibe el venezolano ha crecido en términos reales, según afirmó Ortíz, 20,8% desde 1999, mientras que el avance inflacionario ha sido superior a 2.000% en los últimos 13 años.
En lo que se refiere a la participación promedio del trabajo en el ingreso nacional, añadió que representa poco más de 30% desde el año 2000, lo que no significa un gran viraje con respecto a los niveles registrados antes del inicio del proceso socialista en el país.
Por su parte, el economista Ángel García Banchs destacó que la inyección de cuantiosos recursos para atender los temas sociales no se han traducido en un incremento de la productividad laboral, debido a que han sido utilizados con fines políticos.
"Mientras los programas sociales implican un período de asistencia, uno de capacitación y uno final de inserción en la esfera productiva, los políticos sólo implican asistencia", dijo durante su participación en el coloquio realizado ayer en la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
En tal sentido, señaló que si los programas sociales hubieran sido productivos, la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) habría sido mayor. Las propias misiones, aseguró, son para alcanzar objetivos políticos.
García Banchs destacó que el desempleo y el subempleo se han convertido en mecanismos que permiten alimentar un modelo clientelar. Afirmó que ese patrón implica una relación de dependencia entre los ciudadanos y el Estado y no al revés.